Un procedimiento de FIV tiene cinco pasos principales. Primero, estamos aumentando su suministro de óvulos. Las mujeres se someten a una inyección que estimula los ovarios para que produzcan más óvulos que el ciclo natural habitual. El segundo paso es monitorear su progreso y madurar los ovocitos. Se realiza una ecografía para comprobar el desarrollo de los óvulos y se utilizan medicamentos para ayudarlos a madurar.

Una vez que los folículos alcanzan un tamaño maduro de 17 o 18 mm, se administra una inyección de HCG, que conduce al desarrollo y maduración final de los óvulos. El tercer paso es recolectar los óvulos de los ovarios. Este procedimiento se realiza mediante guía ecográfica, donde el médico utiliza una aguja estrecha para extraer los óvulos del ovario a través de la pared vaginal. El procedimiento es indoloro y se realiza bajo anestesia ligera. El cuarto paso del tratamiento de FIV es fertilizar los óvulos en el laboratorio. Los espermatozoides se pueden mezclar con óvulos para fertilizarlos (esto se llama inseminación convencional, procedimiento estándar de FIV), o se pueden inyectar espermatozoides seleccionados directamente en cada óvulo maduro (esto se llama inyección intracitoplasmática de espermatozoides o ICSI).

Los óvulos fertilizados, ahora llamados embriones, se dejan crecer y desarrollarse en medios de cultivo durante típicamente 3 o 5 días. Cuando alcanzan los 5 días, se denominan embriones en etapa de blastocisto. Luego, normalmente se transfieren cuidadosamente al útero 1 o 2 embriones que hayan demostrado la mejor calidad y desarrollo. Para ello se utiliza un pequeño catéter estéril y flexible para la transferencia de embriones. Este es el paso más importante en un procedimiento de FIV. Después de que los embriones se transfieran a su útero, debe esperar 2 semanas antes de realizar una prueba de embarazo para ver si el tratamiento funcionó o no.